Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.
Justicia para todos… menos para los mas pequeños
En estos días ha sido noticia los gritos desesperados de unos niños que se negaban a ir a visitar a su padre a México como así rezaba en una sentencia judicial. Sucedía en la localidad de Alboraya (Valencia) y de momento, la presión popular ejercida por los vecinos de...