Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.
Maternidad y lactancia en prisión: ¿se están respetando los derechos humanos?
Según datos del Ministerio del Interior de España, a 31 de diciembre de 2021 había 55 097 personas encarceladas en las prisiones del país. De estas, el 92,9 % eran hombres y el 7,1 %, mujeres. De los cerca de 80 centros penitenciarios estatales,...