Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.
El uso de mascarillas se politizó sin remedio. Pero hay otras opciones
"La realidad es que, a pesar del deseo de vivir como si la covid ya no fuera una amenaza, ahora mismo Estados Unidos no tiene las protecciones necesarias para que eso sea posible. Una de las medidas más importantes es lograr que los edificios en el país tengan una...