Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.
Las universidades europeas perderán el 40% de su talento académico en 15 años por jubilaciones masivas
Los países de la Unión Europea van a perder la mitad de su talento actual y están obligados a dar un buen relevo a las nuevas generaciones si pretenden seguir a la cabeza de los países más industrializados, pues en la sociedad del conocimiento son las universidades...