Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.
El «confinamiento social» o cómo salvar la economía a costa de nuestra vida personal
Aniquilar la vida social, este es el plan que se baraja en Reino Unido para frenar los contagios de Covid-19 en la parte norte del país y, posiblemente, en Londres. Se cierran bares y restaurantes durante dos semanas y se prohíben las reuniones en casas, sin fecha...