Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.
Ocho películas y series españolas que retratan cómo es ser padres hoy y que deberías ver
En los últimos años, la ficción española ha empezado a narrar nuestra crianza actual, con resultados muy sinceros y certeros. Porque para todos los que nos encontramos en la aventura de querer y acompañar a nuestras criaturas, nuestro día a día puede ser tan...