Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.
La contaminación del tráfico afecta a la función cerebral de las personas
Los hallazgos, publicados en la revista científica Environmental Health, han mostrado que solo dos horas de exposición a los gases de escape del diésel provocan una disminución de la conectividad funcional del cerebro, es decir, afecta a cómo las diferentes áreas del...