Enrique Pinto salió de su aldea gallega hasta Holanda por amor. Allí tuvo una hija, pero la madre logró un trabajo en Turquía y se trasladaron allí con la pequeña Katia. En mayo de 2010 la madre pone fin a la relación y al poco tiempo decide que Enrique ya no vuelva a ver a su hija hasta llegar a un acuerdo legal. Al día siguiente busqué un abogado para llegar a un acuerdo amistoso, pero la otra parte se negó en rotundo, recuerda Enrique.
‘Perrhijo’: cuando el perro es algo más
Según una encuesta de la Asociación Estadounidense de Productos para Mascotas (APPA, por sus siglas en inglés) realizada en el último mes de mayo, el 81% de los millennials admite querer más a su mascota que a ciertos miembros de su familia. “No considero que quiera a...