Hace veinte años el matrimonio Erlich se preguntó por qué la opinión pública no estaba tan asustada como ellos por los efectos de la explosión demográfica. Sobraba gente en el planeta y quien tuviera más de dos hijos debería ser visto como un irresponsable. La respuesta fue que las gentes se adaptan al largo plazo y reaccionan ante los fogonazos. Al ser la demografía de lenta evolución, la sociedad no percibe sus consecuencias. Ahora se podría dar otra contestación: los hijos los tienen los individuos y la masa no tiene conciencia colectiva.
La natalidad, una cuestión de Estado
"En un país donde solo están emancipadas el 18,5% de las personas entre de 16 y 29 años, donde alquilar un piso en solitario implica para la gente joven dedicar el 94% del salario neto, donde la edad media para tener hijo supera los 30 (lo que los expertos llaman...