El empujón, la patada, el cenicero a la cabeza no vienen de repente. Hay muchos escalones antes de llegar a la violencia física. Se empieza con las ironías, las malas contestaciones, los desprecios, insultos que van in crescendo… Cuando un menor llega a agredir a su propia familia es porque los adultos no le han establecido límites a tiempo en oportunidades anteriores.
¿Quién dice que madre no hay más que una?
Las vidas de Silvia, Belkis y Conchi se cruzaron con las de Paloma, Teresa y Lorena por una necesidad: la de atender a los hijos de estas últimas cuando se incorporaron a trabajar. Ni Paloma, ni Teresa ni Lorena lo expresan de otro modo, aunque sus historias...