Sigue en casa, con sus padres, y aunque tiene 23 años vive como cuando tenía 16. Es dependiente e infantil. Un joven que sigue siendo adolescente, al que le cuesta asumir responsabilidades y asumir las consecuencias de sus decisiones. Aunque ni todas las dinámicas familiares son iguales y adolescentes los hay para todos los gustos, los expertos constatan un bajo grado de madurez psicológica entre los jóvenes de entre 15 y 18 años y que esa inmadurez se prolonga durante más tiempo.
Las pantallas empujan a los menores a la consulta del psicólogo en la vuelta al cole
¿Y cuál es la receta para evitar esos abusos, tanto en verano como el resto del año? "Reducir" el tiempo que pasan frente a las pantallas, "fomentar" las relaciones sociales cara a cara y "promover" actividades que no involucren el uso de dispositivos electrónicos,...