La memoria económica es de las más livianas. Esa es la razón de que no seamos capaces de aprender nada, ni de los momentos buenos ni de los malos, para preservar unos y evitar los otros. Nada, o muy poco. Y así, nos dejamos llevar por la circunstancia, gozándola sin reparo ni prevención cuando es buena y dejándonos agobiar hasta la desesperanza cuando es mala.
«El miedo que veo en muchos niños es el reflejo del que sienten sus padres»
Unos temores que «en la inmensa mayoría de esos niños es el reflejo del miedo del padre o de la madre. Son padres que han desarrollado mucho miedo a salir, miedo al contagio, a la enfermedad y que sin darse cuenta lo han proyectado en sus hijos». «Los niños lo...